
Los píxeles de una imagen son fácilmente observables cuando se procede a realizar un zoom sobre la misma ya que esto permite observar con mayor detenimiento los píxeles que han sido utilizados para componer la imagen. Todos los píxeles son cuadrados o rectangulares y pueden ser de color, blancos, negros o grises en diferentes tonalidades. Las combinaciones posibles de color son infinitas y han llegado a ser muy desarrolladas en comparación con las primeras imágenes digitales que carecían de suavidad y realidad.
Hay dos sistemas diferentes de utilización de colores. El mapa de bits es el más primitivo de los dos ya que admite solamente una variación máxima de 256 colores, teniendo cada píxel un byte. Por otro lado, las imágenes que cuentan con color verdadero utilizan tres bytes por píxel y esto triplica el resultado de variaciones posibles, superando los 16 millones de opciones de color y dando en consecuencia a la imagen mayor realidad.

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